Al genial pintor errante Kiyoshi Yamashita se le considera como el Van Gogh de Japón. Este museo mantiene una exhibición permanente de 130 pinturas originales hechas mediante técnicas tales como collages y rotulador, así como 30 fotografías documentales.

Le invitamos a apreciar las obras que Yamashita plasmó a lo largo de 16 años de vida itinerante en una era que se caracterizó por la escasez de alimentos durante la guerra y después de ella. El artista hizo un virtuoso despliegue de su peculiar técnica y su sentido del color para pintar “flores”, “insectos” y “fuegos pirotécnicos” a fin de agradecer a quienes le ofrecieron alojamiento y comida durante una noche.

Probablemente consiga entrar en comunión con las cosas que el corazón ha ido olvidando el transcurso del tiempo que hemos ido dejando atrás.

También puede visitar la sección de regalos, entre los que se destacan las tarjetas postales, las algas nori que llevan las bolas de arroz “omusubi” y el “Café Hanabi”.